Bambalinas
Tu forma de mirar es el camino de la piel.
La cometa que vuela en el fuego viejo de la madrugada.
Desliza en tu palabra el velo blanco de la irrealidad.
El brote de las alas en tu boca, un lienzo ríe.
Extrañamiento.
Las manzanas de tu rostro, el alimento, la pulpa de tu imagen.
Paisaje, flor, simiente de un cántico narrado en abstracta primavera.
Doscientas sinfonías y un latir de mariposas.
La mancha de una mora, la belleza derramada y el acento.
El giro arquitectónico de la naturaleza.
El último pedazo de tu voz es vertical y se deshace,
allá entre los que están detrás del mundo.
La luz que me ilumina de todos los poemas.
El verso fiel, latente y consagrado, que anuncia con dulzura
las mieles de los astros y de la poesía.