Mi padre me dijo:
“Yo nací el año
de los dientes verdes
de los dromedarios”.
Ahora yo me pregunto:
¿Qué hemos hecho de nuestros años,
tan lejanos y estrechos?
¿Cayeron malbaratados
entre el olvido de la tradición
y la sed de las dunas?
¿Se esfumaron en el aire
como haces de leña?
Buscad los años en la poesía,
huesos de la memoria,
como nuestros antepasados.
Nuestros años son versos,
como una lluvia de estrellas
como la hermosa yerba
o el parto de las abejas.
Estos son nuestros años,
abandonados,
esqueletos trágicos,
como grandes tormentas,
como una lluvia roja
o un vendaval de langostas.
Y no son estos otros
Incipientes y artificiales
que ahora colgamos
del almanaque
de nuestros sueños.
Limam Boisha