de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
[2] No sé qué tiene el aldea 5
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.
[3] Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento 10
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
[4] Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo 15
un ignorante soberbio.
[5] De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio. 20
[6] Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento;
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.
[7] La diferencia conozco, 25
porque en él y en mí contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.
[8] O sabe naturaleza
más que supo en este tiempo, 30
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.
[9] «Sólo sé que no sé nada»,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad, 35
adonde lo más es menos.
[10] No me precio de entendido,
de desdichado me precio;
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos? 40
[11] No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.
[12] Señales son del juicio 45
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más,
otros por carta de menos.
[13] Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo; 50
tal la pusieron los hombres,
que desde entonces no ha vuelto.
[14] En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los estraños, 55
y la de cobre los nuestros.
[15] ¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno? 60
[16] Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba romanos,
de medio abajo romeros.
[17] Dijo Dios que comería 65
su pan el hombre primero
en el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento;
[18] y algunos, inobedientes
a la vergüenza y al miedo, 70
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.
[19] Virtud y filosofía
peregrinan como ciegos;
el uno se lleva al otro, 75
llorando van y pidiendo.
[20] Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento,
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero. 80
[21] Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.
[22] Mirando estoy los sepulcros, 85
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.
[23]¡Oh, bien haya quien los hizo!
Porque solamente en ellos 90
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños.
[24] Fea pintan a la envidia;
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben 95
quién vive pared en medio.
[25] Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir,
piden prestado el tintero. 100
[26] Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones ni pleitos;
[27] ni murmuraron del grande, 105
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, firmaron
parabién, ni Pascuas dieron.
[28] Con esta envidia que digo,
y lo que paso en silencio, 110
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.