Noche en Alpha-7

De noche, arropado
y en pijama, cuando sueño,
estamos subidos a una nave,
camino de Alpha-7,
y por la ventanilla,
allá en la historia cósmica,
nos miro y descansamos.
Por el espacio,
como en un folio
sin márgenes,
y con nosotros,
pequeños asteroides,
los restos de una estrella
y su jolgorio. ¿Quién guía
nuestro viaje?

Es el destino,
el polvo de la luz
que enciende nuestra casa
y nos acoge. Desde antes
de los soles y los mares,
suenan tus manos y las mías,
el eco persistente de las flores
y el amor.

Es el destino,
la huella del crepúsculo
que abraza el cielo largo
y nos da calma. Tus ojos
y los míos,
el murmullo que deja
la risa en el silencio,
el lienzo pintado por los dioses
atropelladamente.

Que sí, es el destino,
la estela de los astros
que arropa nuestro lecho
y nos envuelve. Un bosque
de caricias y el tacto
amplificado de tu boca.
La destrucción de las galaxias
que se arrastran
como hojas secas en otoño.

Ya ves, con el destino,
el polvo de lo eterno
que forma nuestro espacio
y nos acerca. Así es mi sueño,
todo eso en una noche,
todo eso en mi cabeza.

Eduardo de la +

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